Cristianos adrenalínicos¹ vs. cristianos coronarios—John Piper (1946 – )

El 23 de enero de 2002, el pastor y prolífico autor de Minneapolis, John Piper rogó a su congregación de Bethlehem Baptist Church para luchar por la justicia mientras vivan. Luego tanto del Día Nacional de la Santidad de la Vida (20 de enero) y del cumpleaños de Martin Luther King, Jr. (21 de enero), Piper imploró por cristianos “coronarios”. Al evocar su ministerio por más de veinte años allí, les recordó que el pueblo de Dios debe apreciar la armonía racial y la vida humana de todo corazón y a lo largo de sus vidas no solamente como resultado de ataques circunstanciales y arranques.

Estoy agradecido por la adrenalina, sospecho que es lo que me permite llegar al final del día cada domingo. Pero para el lunes, es historia. En realidad estoy más agradecido por mi corazón. Su servicio no se interrumpe, sean los días Buenos o malos, felices o tristes, excitantes o deprimentes, apreciados o aborrecidos. Nunca me abandona. Nunca dice: “No estoy de acuerdo con tu actitud Piper así que me tomo un día libre.” … Los cristianos coronarios son como el corazón para las causas en las que sirven. Los cristianos adrenalínicos son como la adrenalina, un chorro de energía y luego, fatiga. Lo que necesitamos en la causa por la justicia social y los derechos de los no nacidos es cristianos coronarios. Corredores de maratones, no de velocidad. Aquellos que saben su ritmo para terminar la carrera (de toda la vida).

¡Cuánto necesitamos cristianos coronarios! Aquellos comprometidos con grandes causas y no grandes comodidades. Les suplico que soñemos por algo más grande que nosotros mismos, que nuestras familias o nuestras iglesias. He tratado de des-endiosar a la familia americana diciendo que nuestros hijos no son nuestra causa, se nos han encomendado para las grandes causas de misericordia y justicia en un mundo lleno de prejuicios, penas y perdición.

Con el deseo de ver un compromiso inviolable cristiano por las grandes causas, Piper señaló a su congregación la vida del inglés que, más que cualquier otro, es responsable por la abolición del tráfico de esclavos, el cristiano profundo, vibrante, evangélico y apasionadamente político,” William Wilberforce.

Ahora bien, hubo un cristiano coronario en la causa de justicia racial… Batalla tras batalla en el Parlamento fue derrotado, pues “El Tráfico” estaba demasiado entretejido con los intereses financieros de la nación. Pero él nunca se dio por derrotado o perdido. Era coronario, no adrenalínico. El 24 de febrero de 1807… el voto decisivo fue echado (Si, 283, No, 16) y el Tráfico de Esclavos se volvió ilegal. La Casa se levantó como un solo hombre hacia Wilberforce en un estallido de vivas, mientras el diminuto hombre con su espalda curvada y la cabeza gacha tenía sus mejillas cubiertas de lágrimas (John Pollock, Wilberforce, p. 211). . . .

El cristiano coronario, William Wilberforce, nunca se dio por vencido. Hay claves para sus esfuerzos incansables. La grandeza y certidumbre de lo justo de la causa lo sustentaba. . . . Se dio cuenta que los estallidos de adrenalina no le ayudarían a prevalecer: “Diariamente soy más consciente que mi labor debe ser afectada por esfuerzos constantes y regulares antes que repentinos y violentos” (Pollock, p. 116). Aprendió el secreto de ser fortalecido, no detenido, por la oposición. Uno de sus adversarios dijo: “Ha sido bendecido por una suficiente cantidad de aquel espíritu de Entusiasmo, que en lugar de decrecer se incrementa vigorosamente por cada derrota” (Pollock, p. 105). . . .

Pero sobre todo, el secreto de este compromiso coronario a la gran Causa era su radical alianza a Jesucristo. Oró—y que esta oración se multiplique en muchos coronarios amantes de Cristo para luchar contra el racismo y aborto con incansable perseverancia—“[Quiera Dios] darme una visión consistente y un corazón concentrado en el deseo de agradar a Dios, hacer el bien a mis semejantes y dar testimonio de mi gratitud a mi adorable Redentor” (Pollock, p. 210).²

Notas al pie: