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El ejemplo de Antioquía

20 Sin embargo, había entre ellos algunas personas [hombres] de Chipre y de Cirene que, al llegar a Antioquía, comenzaron a hablarles también a los de habla griega, anunciándoles las buenas nuevas acerca del Señor Jesús. 21 El poder del Señor estaba con ellos, y un gran número creyó y se convirtió al Señor… 29 Entonces decidieron que cada uno de los discípulos, según los recursos de cada cual, enviaría ayuda a los hermanos que vivían en Judea… 1 En la iglesia de Antioquía eran profetas y maestros Bernabé; Simeón, apodado el Negro; Lucio de Cirene; Manaén, que se había criado con Herodes el tetrarca; y Saulo. 2 Mientras ayunaban y participaban en el culto al Señor, el Espíritu Santo dijo: “Apártenme ahora a Bernabé y a Saulo para el trabajo al que los he llamado.” 3 Así que después de ayunar, orar e imponerles las manos, los despidieron.

Hechos 11:20-21, 29, 13:1-3 (NVI)

Acertadamente, innumerables iglesias alrededor del mundo llevan en su nombre “Antioquía”, ya que esta iglesia, descrita en el libro de los Hechos, fue una fuente del evangelio.

La iglesia primitiva se centró en Jerusalén hasta el apedreamiento de Esteban (Hechos 7). En el día de su muerte, “se desató una gran persecución contra la iglesia en Jerusalén, y todos, excepto los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria” (Hechos 8:1 NVI). La diáspora (literalmente “dispersión de semillas”) se extendió mucho más allá de Samaria hasta Siria, hasta Antioquía, cerca de la Turquía de hoy.

La iglesia de Antioquía no fue una mera sombra de la iglesia de Jerusalén. Más bien ésta la sobrepasó en discernimiento espiritual. Cuando Pedro extendió su ministerio al gentil Cornelio (Hechos 10), fue criticado en Jerusalén por fraternizar con un “incircunciso” (11:2). Para corregir este malentendido, Dios utilizó a la hija (Antioquía) para corregir a la madre (Jerusalén). Esta (Antioquía) fue una hija precoz, una modelo para otras iglesias que serían descendientes legítimos de las enseñanzas de los apóstoles. De hecho en Antioquía, fue donde primero fueron llamados “cristianos” los creyentes (11:26). Podríamos decir que esta iglesia fue…

  1. Dirigida por el Espíritu. Por sobre las objeciones de afuera, estos cristianos de Antioquía empezaron a hablar a los griegos (v. 20), como era del agrado de Dios.

  2. De hombres. En algunos sectores, el involucrarse en la iglesia es considerado “cosa de mujeres”. Aunque, las mujeres piadosas son esenciales y prominentes en iglesias saludables, estos hombres de Chipre y de Cirene (v. 20) eran irremplazables.

  3. Generosa. Ellos voluntariamente proveyeron ayuda (v. 29) a sus padres desamparados en Jerusalén.

  4. Con revelaciones. Ellos fueron bendecidos con profetas (v. 1), con aquellos ungidos para anunciar, “Así dice el Señor”.

  5. Capacitada. Maestros (v. 1) estaban listos para interpretar, aplicar y reforzar las palabras de los profetas.

  6. Integrada. En Bernabé, Simeón, Lucio, Manaen, y Saulo (v. 1), Antioquía tenía una rica mezcla racial, cultural y económica. En Cristo, todos fueron estimados como partes vitales del cuerpo.

  7. De adoración. Mientras practicaban el culto (v. 2), Dios puso grandes cosas en sus corazones.

  8. Libre. En ayuno (v. 2), mostraron su libertad de las distracciones de la carne.

  9. De Oración. Ellos oraban (v. 3), no como una idea de último momento, sino en anticipación al poder de Dios.

  10. Misionera. Ellos no amontonaron sus tesoros, sino que los despidieron (v. 3) para ganar al mundo.

Los barcos se mueven a través de varios medios. Algunos simplemente van a la deriva con la corriente. Otros por medio del vapor avanzan con poder. Así también, otros elevan sus velas para agarrar los vientos prevalecientes. Así son las iglesias. Algunas van a la deriva con la cultura secular. Otras avanzan por medio de programas diseñados por ellas mismas. Pero las mejores, izan sus lonas para captar el viento del Espíritu. Antioquía hizo esto, y Dios sopló y los llevó hacia los gentiles en su propia ciudad y aún más allá. Ese mismo Dios todavía sopla Su Santo Espíritu sobre la iglesia, y las congregaciones que tienen sus velas desplegadas pueden prepararse para un viaje inolvidable.