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La lección de Roe1

Frederica Mathewes-Green es autora, columnista, y comentadora, y sirve como consultora de un amplio espectro de directorios editoriales. Ella puede ser escuchada en el National Public Radio’s “Morning Edition.” (La radio publica nacional “edición matutina.”)

Yo fui lo que los sociólogos llaman una “seguidora temprana” del feminismo. Pronto después de llegar a la universidad, en 1970, supe que esta era la religión para mí. Yo había desechado el cristianismo, la religión con la cual crecí, como una cosa ofensivamente simple, pero el feminismo llenó este vacío. Este como una religión ofrecía una completa cosmovisión filosófica, me exhibía a mí en el centro como víctima, una característica con incalculable apelación para una joven mujer. El feminismo tenía su propio análisis gnóstico de la realidad, es decir todo en la existencia está decodificado sobre la opresión de la mujer; tenía libros sagrados, un vocabulario secreto, y reuniones congregacionales con el propósito de levantar la conciencia.

Yo fui la primera en mi internado en convertirme en feminista, lo que causó a mis amigas algo de preocupación. Imprimía pancartas y gritaba consignas en las marchas. Pero la verdadera causa, por supuesto, era el aborto. Las leyes variaban a lo largo del país; en mi estado era ilegal, pero mis amigas podían viajar hasta Nueva York o California para terminar con su embarazo. ¡Injusto! Nosotros queríamos que todas las leyes del aborto en todo lado sean revocadas, porque de otra manera las mujeres eran esclavas. La calcamonía en mi carro decía, “No labore bajo una concepción equivocada. Que se legalice el aborto”.

Cuando llegó la decisión de Roe v. Wade, en enero de 1973, yo estaba trabajando en Washington, D.C., y estaba trabajando de voluntaria en el periódico clandestino estandarte, “off our backs” (“no nos molesten”). Esa misma publicación tuvo un largo editorial sobre Roe. En su mayor parte, nos parecía que estaba bien. Sin embargo, la decisión Roe dice que una mujer debe tener una razón médica para tener un aborto al final del embarazo. Eso nos pareció como una intromisión. ¿Qué saben nueve hombres con vestiduras negras? ¿Por qué no puede decidir una mujer por sí misma si quiere dar término a un embarazo, inclusive en el noveno mes?

Treinta años después, hay muchas cosas que lamento de esos años, pero lo principal de esto es cuan ciega estuve en cuanto al impacto de Roe. Qué puedo decir, excepto que simplemente no sabía. Yo pensaba que las mujeres solo tendrían abortos cuando se encontraran en circunstancias muy calamitosas. Pensaba que el número de abortos sería mínimo. Pensaba que todo niño sería un niño deseado. Pensaba que el aún no nacido no era más que una masa de tejido. Pensaba que el aborto liberaría a las mujeres. Y claro, yo estaba equivocada.

Roe nos ha enseñado muchas lecciones que ahora gobiernan nuestras vidas de formas que a penas podemos percibir. En vez de ser una pequeña herramienta para el adelanto de la mujer, el aborto abrió un abismo, y muchas cosas inesperadas cayeron dentro. Antes de Roe, el embarazo no planeado creaba muchos problemas para muchas personas—el amante de la mujer, los padres de la mujer, sus hermanos y hermanas, su jefe, su dueño de casa, su rector. El aborto cambia el retrato instantáneamente: solo ve y encárgate de eso, querida, y será como que nunca pasó nada. Se esperaba que las mujeres hagan lo sensato y libren a todos de un montón de alboroto y molestia. De la noche a la mañana, el embarazo no planeado se convirtió en su problema privado, una carga que solo ella debía sobrellevar. La retórica del derecho al aborto combinó este efecto en términos que enfatizaban su aislamiento: Mi cuerpo, mis derechos, mi vida, mi decisión. El otro lado de la moneda de toda esa acción asertiva en primera persona fue el abandono. La red de apoyo que una vez existió fue destrozada. Y esto ha hecho toda la diferencia.

Habían un número de creencias que tenían en ese entonces, cosas que yo pensaba que Roe comprobaría como ciertas. Y una por una he visto como se han ido cayendo a través de estos treinta años.

1. “El aborto libera a las mujeres”. Esta tesis no resistió la prueba del tiempo. Antes de pasar mucho tiempo era obvio que las mujeres estaban escogiendo el aborto en dolor y angustia en vez de osada auto expresión. Usualmente no se sentían liberadas después, sino con un complejo entumecimiento, dolor, y alivio.

2. “Es la decisión de la mujer”. Este era el siguiente argumento, incluso si el aborto no era un estallido fresco de emancipación, por lo menos es su propia idea. Pero muy a menudo las mujeres mismas desaprueban esto, y dicen, “Yo no tuve qué escoger, yo tuve que tener un aborto”.

3. “Las mujeres se realizan abortos solo en casos extremos”. Yo creía esto en aquellos días pre-Roe, aunque mis amigas estaban viajando a través de siete estados para tener abortos simplemente porque estaban en la universidad y no estaban casadas. Eso parecía lo suficientemente extremo en ese tiempo. La líder pro-aborto Kate Michelman ha sido acreditada por decir que los estadounidenses creen en el aborto solo bajo tres circunstancias: violación, incesto, y “mi situación”. Bajo esos criterios generosos, el número de abortos se ha elevado a más de 40.000 millones. Alrededor de 3.500 diarios. Nadie esperaba esto.

4. “Los activistas anti-aborto quieren regresar el reloj”. No es cierto; sea lo que sea que Estados Unidos sea pos-Roe, no será lo que fue antes. Más bien, es el aborto que quiere regresar el reloj, al ofrecer a la mujer la ilusión de que ella puede apretar el botón de rebobinar su vida y volver al tiempo antes de estar embarazada. No se puede hacer.

5. “Solo es una masa de tejido”. Esto fue probablemente el shock más grande que tuve en el cambio de mis puntos de vista en cuanto al aborto. Yo realmente creía que el aún no nacido era una masa sin forma y no técnicamente vivo hasta algún punto más tarde en el embarazo. El folleto de un doctor me enseñó un ser que se veía extraordinariamente como un bebé a las 6 semanas de gestación, antes de lo que la mayoría de los abortos se llevan a cabo. Inclusive antes de eso, cuando parecía más un cangrejo de río, todavía “era” un ser humano. Desde el momento en que el espermatozoide se disuelve en el huevo está vivo y tiene un código genético único nunca antes visto en la tierra, con ADN 100% humano. Lo que pasa es que tiene una forma distinta, eso es todo. Yo tengo una forma distinta ahora a la que tenía a los 8 años o de la que tendré a los 80 años. ¿Cuándo empezamos a discriminar a las personas basadas en su forma?

6. “Todo niño debe ser un niño deseado”. Ahora que Roe tiene 30 años, toda persona en Estados Unidos bajo la edad de 30 pudo haber sido abortada. Todo niño “es” un niño deseado—todos los no deseados fueron abortados, al tenor de un aborto por aproximadamente cada tres nacimientos vivos. ¿Entonces por qué el índice de abuso infantil es tan alto? En los primeros años después de Roe se reportaron anualmente 60.000 casos de abuso infantil. Hoy se reportan 3 millones de casos anualmente, un incremento de cincuenta veces más. Las razones para este incremento son debatibles, pero una cosa es segura, el aborto no lo evitó.

7. “Mi derecho de controlar mi cuerpo”. Cuando una mujer se da cuenta que está embarazada y no quiere estarlo, ella puede sentirse entendiblemente aterrorizada. Puede sentirse como que su cuerpo ha sido tomado contra su voluntad, y ella puede bloquear cualquier pensamiento excepto el deseo de deshacerse de aquello. Pero el niño aún no nacido tiene el derecho de controlar su cuerpo también, y esto debe significar el mínimo derecho de mantener sus brazos y piernas unidos a su cuerpo.

¿Qué pasará en el futuro? Las predicciones que yo habría hecho hace treinta años resultaron ser descabelladamente tan equivocadas que ofrezco lo siguiente con puñados de sal. Pero primero debo notar que la restricción legal del aborto no está en el horizonte. Desde principios de los años 90, cuando la decisión Casey2 dio un golpe masivo y desalentador, el movimiento pro-vida no ha hecho esfuerzos para pasar una legislación que prevenga el aborto.

La situación puede ser análoga a las leyes de los Estados Unidos sobre el licor luego de la revocación de la Prohibición cuando un vigoroso contragolpe celebró el beber como divertido y sofisticado. Si usted ve películas de los años ’40 y ’30 usted podrá ver mucha ebriedad con clase, el actor principal tropezando y hablando entre dientes, y la actriz principal poniendo una funda de hielo a su resaca. Tomó varias décadas antes que las personas pudieran admitir que el beber en exceso causa mucho dolor. La reconsideración cultural en cuanto a la embriaguez no se dio debido a que la Unión de Templanza Cristiana de Mujeres por fin ideó el slogan correcto para “conquistar corazones y mentes” para su causa. Se dio porque la embriaguez duele, y por último esta verdad no podía ser ignorada.

También, el aborto duele, hay muchas largas noches luego del evento cuando una mujer pasa por el día en que el bebé habría nacido, el aniversario del aborto, el primer embarazo “deseado” cuando siente que se mueve su bebé, y todos los años por delante. Pero, ¿cómo puede ella hablar sobre este dolor? Se supone que debe ser “privado” y “personal”. Ella cree que las personas dirían, “Mira, fue tú decisión, deja de quejarte”. Ella teme que al mencionar su arrepentimiento dará forraje al movimiento pro-vida, el cual se le ha dicho es un enemigo que intenta oprimirla. Todos los demás han olvidado que alguna vez estuvo embarazada. Es tiempo de dejarlo atrás. ¿Entonces por qué se siente tan triste?

Mi sospecha es que al enfriarse el debate sobre el aborto, mientras el status quo se establece más en su lugar, la asociación instantánea del “aborto” con “argumentos acalorados y feos” se apaciguará. Esto hará que las personas puedan pensar mejor sin ser tirados inmediatamente a tomar lados (por lo general presentado como las personas calmadas y pensantes contra las personas estúpidas que gritan). Y esto será algo bueno, que conducirá a una reflexión honesta. Cuando las mujeres ya no tengan temor de ser estigmatizadas por expresar su dolor, el dolor puede empezar a salir. Encontraremos que hay mucho allí—no solo entre las mujeres abortivas, sino entre los padres y abuelos de estos niños perdidos. Más de 40 millones de abortos significan mucho dolor. Puede ser algo que apenas se ha tomado tardíamente, como una inmensa ola. Yo no sé que resultará cuando el dolor empiece a ser expresado, y admitamos que el aborto no ha hecho todas las cosas maravillosas que pensamos que haría, hace treinta años. Pero, hablando como una persona pro-vida, creo que hay razón para la esperanza.

Notas al pie:
1

Nota del editor: Una versión completa de este artículo apareció en la edición del 22 de enero del 2003 del National Review Online (Revisión nacional en línea). Frederica Mathewes-Green, “The Lessons of Roe,” (“Las lecciones de Roe) National Review Online [Revisión nacional en línea] (January 22, 2003), http://www.nationalreview.com/comment/comment-mathewes-green012203.asp.

2

Planned Parenthood of Southeastern Pa. v. Casey [Maternidad planeada del sureste de Pa. vs. Casey] (91-744), 505 U.S. 833 (1992).